Historias Antamina
Historias Antamina
Historias de adaptación y superación en Antamina a través de Gerardo Socualaya y Roberto Vargas.
/

 

Conozcamos más sobre la actividad minera y la importancia de la capacitación constante para lograr la superación profesional y personal. Escuchando las experiencias y trabajo realizado por Gerardo Socualaya, maestro mecánico y Roberto Vargas, operador de laboratorio químico de Antamina.

 

 ¡Hola amigos! Seguimos viviendo las celebraciones por nuestros 20 años de aniversario. Gracias por vivirlo con nosotros a través de Soundcloud y Spotify. Nuestros invitados son Roberto Vargas, operador de Laboratorio Químico, y Gerardo Socualaya, maestro mecánico que trabaja en mantenimiento y servicios. Roberto Cuéntanos, ¿cómo fue tu ingreso a la familia Antamina? 

Roberto Vargas: 

Yo estudié computación e informática y para ese momento la compañía requería gente con grado universitario o grados de educación técnica y la verdad que tuve la fortuna de ingresar. Al inicio, los tres primeros meses fueron los más duros porque tenía que acostumbrarme a un sistema en el cual yo nunca había laborado, la minería era algo muy nuevo para mí.  

Para mi suerte, siempre tenía compañeros que ya habían estado en otras minas como Sauber, e inclusive Yanacocha y ellos me comenzaron a entrenar y tengo que reconocer que no fueron egoístas para nada, me enseñaron todo y la verdad que lo he podido emplear bien. Esa es la experiencia que yo tengo, más o menos de esas épocas. 

Anfitriona: 

Y es que casi siempre el inicio requiere mayor esfuerzo. Gerardo, ¿tú ingresaste Antamina en enero de 1999, qué cambios has visto en tu área de trabajo? 

Gerardo Socualaya: 

Antes de llegar a Antamina, estuve trabajando en el proyecto Pierina, y se me presentó la oportunidad de venir hacia Antamina y yo llegué con una empresa translate, pero era trabajo directamente por Antamina. De ahí pasamos nosotros, todo un grupo que estamos trabajando en parte la laguna, pasamos a lo que es Antamina en apoyo en todo queda mantenimiento porque en ese tiempo teníamos a cargo todo lo que eran las electrobombas, grupos electrógenos, máquinas de soldar, algunos equipos pequeños. Entonces nosotros hacíamos mantenimiento a todos esos equipos y en ese tiempo el grupo más grande, el grupo electrógeno más grande que teníamos era el de 500 kg. 

Como mantenimiento de servicios, lo que nosotros hacíamos era mantenimiento a todo lo que eran las instalaciones, por lo que en el área eso tenemos un grupo de personas, electricistas, mecánicos, soldadores, carpinteros y después con el tiempo eso ya fue cambiando, entonces nos dedicamos solamente a lo que es apoyo con grúas, equipos, también parte de chancado. 

Anfitriona: 

Cuéntennos sobre la evolución de la vida en Antamina desde sus inicios. 

Gerardo Socualaya: 

Para mí fue un nuevo reto venir hacia Antamina de lo que estaba en un proyecto. Primero fueron los horarios porque normalmente trabajamos en 21 por 7 en diferentes horarios y aparte de eso, cuando directamente pasamos a Antamina, era prácticamente un turno casi fijo el 10 por 10. Había un poco más de opciones, hasta cuando uno bajaba, de repente podías hacer algo más, como un curso de capacitación. Uno de todas maneras, siempre tiende a seguir a eso de capacitarse un poco más porque no es el hecho de decir yo soy profesional, ya me puedo estancar ahí, al contrario uno tiene que capacitarse de vez en cuando un poco más para cuando vengan nuevos compañeros, nuevos trabajadores, que uno no esté relegado, claro uno podrá tener la experiencia, pero de todas maneras siempre es bueno estar actualizándose. 

Anfitriona: 

El constante aprendizaje también es clave para seguir vigentes. ¿Y tú, Roberto? 

Roberto Vargas: 

Me contratan como ayudante de laboratorio, era lab helper, y luego con el correr del tiempo, un jefe nuestro, Jack Stanley, nos hizo un curso que se llamó asistentes químicos para laboratorio con unos instructores de Tecsup. Participé, y luego de eso con el tiempo, llegué a ser operador del laboratorio químico. Yo inicié en Yanacancha, en un laboratorio pequeñito que era el laboratorio piloto y luego pasé al laboratorio de la planta concentradora, ahí he trabajado hasta el año 2005 aproximadamente y principios de 2006. 

Luego de eso, pasé a lo que es el laboratorio químico de Puerto Punta Lobitos, y continué operando y pasé a operador de laboratorio químico. Mi tarea normalmente en Yanacancha era muestrar las pulpas y los puntos donde se requerían los análisis. Luego estuve en la parte geológica y en la sala de medio ambiente estuve ayudando en tiempo. 

Anfitriona: 

Wow, has pasado por muchas áreas, algo característico en muchos pioneros para finalmente quedarte en lo tuyo. En el laboratorio se debe tener la seguridad muy presente, coméntanos sobre algún cuidado que hagas automáticamente al llegar a tu lugar de trabajo. 

Roberto Vargas: 

En realidad a nosotros no nos tiene que decir algo, desde el momento que entra al área de trabajo, uno está con su mandil antiácido, las gafas y a nosotros nunca nos debe faltar el guante nitrilo. Es más, en alguna ocasión uno se olvida y se lleva una mala experiencia porque te pica que da miedo. Así que este nosotros llevamos el guante de nitrilo hasta para salir un rato, En todo momento estamos con guante de nitrilo, pero es bonito, un área pequeña y Puerto Punta Lobitos, y hay un buen ambiente, hay colaboración de los compañeros hacia uno y viceversa. 

Anfitriona: 

¡Qué bonita idea! Como se dice, uno para todos y todos para uno. Y Gerardo,  ¿Cuál es tu orgullo desde que estás en Antamina? 

Gerardo Socualaya: 

Mayormente, en casi todas las actividades uno se tiene que sentir orgulloso de lo que uno realiza, aparte de eso, los trabajos que uno de los realiza uno tiene que estar presto a que las actividades le tienen que salir bien, uno tiene que tener la predisposición de estar seguro que las actividades van a salir bien. El conjunto del grupo de personas que tenemos, todos son profesionales, todos son técnicos, entre todos se tienen que hacer una buena actividad. 

Anfitriona: 

Y tú, Roberto, ¿qué has encontrado en Antamina desde que llegaste y te deja sentir parte de esta familia? 

Roberto Vargas: 

Me siento parte del engranaje de la compañía, siento que estoy contribuyendo con un granito de arena y para ser franco, la compañía también contribuye con nosotros bastante, y no solo en la parte económica, sino en la parte cultural. Porque hay un Roberto antes y uno después de Antamina.  

Yo inicié como trabajador empírico. Y, efectivamente, he encontrado gente muy generosa en el laboratorio químico Yanacancha y también en Puerto Punta Lobitos, gente que ya venía con una experiencia con un bagaje en minería inmenso, algunos tenían 10 años, otros 12 años y no fueron egoístas, por el contrario,  compartieron todo y esa es la parte más grata que pudo rescatar de la compañía. Su personal. 

Anfitriona: 

Personal del cual ustedes hacen parte. Felicidades por este trabajo que hace que nuestra familia siga siendo reconocida, no solo por sus experiencias sino por el criterio y actitud. Y justamente hablando del trabajo, ¿cuáles son sus actividades específicamente en un día común?  

Roberto Vargas: 

En realidad, tengo dos facetas, la faceta cuando hay barco y cuando no tenemos barco. La faceta más crítica es cuando tenemos barco, porque tenemos que dar resultados a tiempo y como laboratorio, nosotros tenemos que ser certeros con nuestros resultados. Y nuestros clientes que en este caso son las personas que están vigilando el embarque están pendientes. 

Entonces hay que hacerlo bien, hay que hacerlo rápido y las muestras salen aproximadamente cada 20 minutos. En ese momento nos falta tiempo nosotros, para serle franco, el día se pasa rapidísimo, el turno se pasa rápido, pero luego, al final uno se va tranquilo. Sí se cumplen las expectativas y estamos entrenados para eso, ya tenemos tiempo haciendo eso. 

El otro día normal, cuando no tenemos barco, es un día en el cual nosotros empezamos con nuestro superior y coordinamos el trabajo, disponemos, a veces hacemos pruebas y ya nos preparamos para un día que tenemos barco. Lo que hacemos es este cada 500 toneladas, se toma una muestra, de la que emitimos los resultados en lo que se refiere por ejemplo al concentrado de zinc y el porcentaje de cobre, y en lo que se refiere al concentrado de cobre, los penalizables como el bismuto, el arsénico y el porcentaje de signo. Esas son las leyes que se les entrega a nuestros clientes. 

Anfitriona: 

Ello pasa en Puerto Punta Lobitos que recientemente ha recibido el reconocimiento Green Port Awards System otorgado por la cooperación económica Asia Pacífico (APEC), debido a la excelente gestión ambiental realizada por Antamina. 

Ahora, cuéntanos Gerardo, ¿cómo es para ti un día común en el campamento Yanacancha a 4200 MSNM?  

Gerardo Socualaya: 

Como maestro mecánico, aquí en el área hay un apoyo a todo lo que es el equipo de viaje y aparte hago las dos funciones de apoyo, la supervisión y también las funciones de apoyo en la programación. 

Anfitriona: 

Y como recordamos, estamos de aniversario, así que queremos escuchar sus palabras. 

Roberto Vargas: 

Mis felicitaciones a todos los compañeros, a los de la empresa, a todos estos 20 años. Y que sigamos adelante. Con el esfuerzo de todos vamos a seguir y conseguir muchas cosas más. Me siento orgulloso de trabajar en proyectos como estos y el único consejo que le puedo dar a los demás compañeros es que sigan adelante y que se sigan superando. Toda viene de acuerdo a la perspectiva que cada uno se traza. Si yo me trazó una meta, decir, entonces yo tengo que hacer las cosas o sacrificarme en algo para poder ayudar a conseguirlo. 

Gerardo Socualaya: 

Le diría muchas gracias, tengo mucha gratitud. Antamina me ha dado todo desde el 2000 hasta la actualidad. He conseguido algunas cosas materiales y de alguna manera también me he educado como persona, como cultura, definitivamente yo le guardo mucho cariño y le voy a dar mucha gratitud, mucho agradecimiento. Estoy muy agradecido con la compañía, no me puedo quejar en ese aspecto, sí, gracias a los muchachos por tolerarme por tenerme, de alguna manera o en algún momento, a veces uno se puede equivocar o puede tardar su resultado, pero siempre han sido gente muy comprensiva, gente que apoya y eso es algo que me lo voy a llevar siempre en mente, en mis sentimientos, mi día a día, he aprendido mucho en esta mina. 

Anfitriona: 

Estamos seguros que has conocido más sobre nuestras operaciones y nuestra gente que es lo más importante, tal como lo han dicho nuestros invitados de hoy. 

Gracias Roberto y Gerardo. Gracias a todos ustedes por celebrar esta fiesta con nosotros. Nos reencontramos el siguiente jueves con más Historias Antamina. Chau. 

LIVE OFFLINE
track image
Loading...